Carmen Cólogan presenta el nuevo cuadro del CEMFAC
El Foro de Arte Contemporáneo La Ciudad en el Museo (CEMFAC) de Los Llanos de Aridane estrenó esta mañana una nueva pieza, Plantain, de la artista canaria Carmen Cólogan. Un cuadro de grandes dimensiones que cuelga de la fachada del edificio anexo a las oficinas de Correos en el casco urbano.
La alcaldesa y la concejal de Cultura, Noelia García Leal y Charo González Palmero, presentaron junto la artista la obra en una rueda de prensa en la que las dirigentes municipales agradecieron a Cólogan su contribución a esta iniciativa, referente a nivel europeo.
De hecho en sus intervenciones tanto la regidora municipal como la responsable del área de Cultura valoraron que, de la misma manera que en su día sucedió con Luis Mayo en la obra Volcán-Torre de Babel en Los Llanos de Aridane o la fotografía de Chema Madoz Sin título, la obra de Cólogan recoge uno de los elementos más reconocibles de las panorámicas del Valle de Aridane en el que la autora deja su huella, como son las plataneras a las que define como “una singular cicatriz en el entramado urbano y museístico de este museo, alusión directa a una cercana y reconocible economía eminentemente agrícola del municipio de Aridane”.
Por su parte, la autora explicó que la nueva pieza cruza y revisita los caminos trazados por los últimos viajeros científicos que sintieron la atracción por plataneras que, en su obra entremezcla con otras plantas y especies vegetales asociadas en su mirada a la nostalgia de una tierra utópica y a un afán cosmográfico, en la aspiración de una ciencia integral de la Naturaleza, pero cuando “herboriza” en las estampas elaboradas por aquéllos y en pinturas remotas o recientes, solo persigue capturar imágenes estereotipadas de plantas viajeras, fascinada por el recorrido visual de la planta.
Una obra que responde a una sed de universalidad, un cosmos íntimo velado, poblado de espacios enigmáticos; por alcorques de los que afloran resquicios de luz a pesar de que acogen en su interior plantas reconocibles esquemáticas y solitarias.
Y es que, tal y como la caracteriza, la pintura de Carmen Cólogan responde a una actitud intelectual, tiene un sentido retrospectivo y una voluntad de permanencia que sustentan cierta vocación prospectiva: este cuadro descansa sobre precisa retórica de la luz y el color del reconocible monocultivo isleño. Origen y destino, pasado y futuro, se unen cerrando un círculo trascendente: quien es capaz de percibirlo no necesita medir el tamaño del disco solar al amanecer, ni estimar la distancia que nos separa de otros mundos, ni reducir la verdad de la Naturaleza a un sistema complejo de apariencias, geometrías o fórmulas matemáticas.