Victorino
Ceesepe, pintor y dibujante, ilustrador y creador gráfico, de formación autodidacta, conocido por ser uno de los máximos representantes de la llamada “movida madrileña” traslada a una de las piezas que conforman el CEMFAC, Victorino, el mundo de temática desgarrada y desenfadada, con marcado carácter iconográfico “manierista”, detallado y preciosista, del ilusorio mundo de un festejo o espectáculo donde el baile y la danza, la música, el galanteo y el agasajo son representados con una única e incomparable expresividad y artificiosidad.
La pintura de Ceesepe posee características muy reconocibles. Siempre se ha destacado por la figura humana, mezclada con objetos y situaciones (barcos, marineros, ciudades, bares, toreros). Sus obras no son simples escenas, sino que cuentan una historia con múltiples detalles en una única secuencia. Su universo plástico no es contemporáneo, sino que evoca épocas ya pasadas; parecen estampas ancladas en los años veinte o treinta, donde muestra un espíritu bohemio de una época en la que lo económico y el poder priman entre los artistas.
Este cuadro debe su nombre a la expresión que pronunció el pintor para describir el reto que significaba cubrir sus 66 metros cuadrados. Cuando se situó por primera vez frente a la enorme y blanca superficie antes de ser manchada por su paleta, exclamó “parece un Victorino”, en alusión a la afamada ganadería de lidia de Victorino Martín.
Sus obras no son simples escenas, sino que cuentan una historia con múltiples detalles en una única secuencia
La pintura representa una suerte de fanfarria onírica, una gran banda de música, alegoría de la diversión y de la fiesta, que surge del pasado. En medio de las manchas y las cascadas de colores, de imaginarios fuegos artificiales, se dibuja y desdibuja una noche mágica que simboliza una media luna. Como los fogonazos de un sueño, las imágenes se agolpan y superponen. Toda clase de instrumentos musicales, sacados de clubs nocturnos y fiestas populares, hacen referencia a la música, compañera de trabajo, fuente de inspiración y de evasión. Un cabaret, una taberna portuaria o un circo de atracciones parecen presentarse ante nosotros. Una isla perdida, poblada de palmeras paradisíacas, es el espacio imaginario, libre de leyes y preceptivas, refugio de la farándula y la vida alegre. Esa isla puede ser La Palma, como parecen sugerir diversas figuras y referencias a las fiestas y diversiones populares: un marinero con el típico timplillo, un acordeonista tocado con el inconfundible sombrero de “los Enanos”, “el borrachito fogatero” y los polvos de talco que salpican la pintura como si de un lunes de Carnaval, fiesta de los Indianos, se tratara. Un músico con antifaz y sombrero de copa hace sonar un contrabajo, mientras que debajo de él otro personaje teñido de naranja toca el tambor, pudiendo ser el propio autor que participa de la fiesta. Para dejar claras sus intenciones, en su rostro lleva escrito: “No estoy”. Una máscara con pipa, una guitarra y un saxofón, unas escalas circenses unen diferentes dimensiones lúdicas y musicales en esta isla de la evasión. En medio de la vorágine, se insertan otras frases como “Río del sollozo”, “Mar de los Sagarzos” y “Pecho Rebelde” que representan otras formas de huida, marcadas por su singular musicalidad.
Toda clase de instrumentos musicales, sacados de clubs nocturnos y fiestas populares, hacen referencia a la música, compañera de trabajo, fuente de inspiración y de evasión
Técnica: Acrílico sobre tabla
Superficie: 66 m²
Instalación: Noviembre, 2003
Ubicación: Depósito
«En sus múltiples significados y matices, las fiestas en La Palma reúnen todos los elementos necesarios para convertirse en referencia indiscutible por su rica capacidad para la improvisación, la risa, la máscara y la inversión de valores en un ambiente sobrecargado de fuego y talco. Tambores, clarinetes o timples adornan nuestros escenarios festivos, acariciados por el frenético movimiento de los cuerpos, acostumbrados en su encorsetada cotidianeidad a ese otro disfraz de las habilidades inconscientes, de las apariencias asumidas y de los mundanos pensamientos».
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AUTOR:
Carlos Sánchez Pérez (CEESEPE)AÑO:
2003UBICACIÓN:
Avda. Enrique Mederos 10, esquina Avda. Doctor Fleming (pared este)Date:
13 de julio de 2021