Landscape
García Álvarez confecciona para el CEMFAC un cuadro que se enmarca y adapta en los segmentos cuadrangulares de la brutalista fachada trasera de la Casa de la Cultura, del centro urbano de Los Llanos de Aridane, obra del arquitecto Rubens Henríquez. Realiza tres grandes cuadros, vinculados entres sí en su temática, que se prolongan en los límpidos espacios macizos situados en cada planta de este singular edificio.
El artista se mueve dentro de la abstracción lírica, que huye de planteamientos intelectuales y dogmáticos para centrarse en una pintura que exalte sensualidad, placer y diálogo con la naturaleza y el entorno. Sus obras son optimistas y en ellas naturaleza y vida confluyen para dar sentido afirmativo a la existencia. Landscape (Paisaje) nos acerca a un idílico panorama compuesto de tres franjas superpuestas donde representa, consecutivamente en cada una de ellas, a la tierra, al mar y el cielo. Desde la distancia, la franja inferior, compuesta por gamas de ocres, naranjas, amarillos y azules, nos sitúa en la tangible tierra; la franja intermedia, se compone de azules y amarillos, mostrándonos el cambiante océano; y la franja superior, desnuda ante nosotros la infinita línea de horizonte y una transparente atmósfera, donde incluso en un momento crucial puede contemplarse entre una amplia gama de azules, un rayo verde, fenómeno óptico, bucólico, que Julio Verne en una de sus románticas obras relata su difícil búsqueda.
Este conjunto recoge las características más importantes en la producción de García Álvarez, exaltación del color, abundancia de espacios, aparentemente vacíos, sumisión del tema al efecto visual y ausencia de figuras. El tema es un mero pretexto para desplegar al verdadero protagonista de sus obras, el color libre, lleno de armonías y disonancias. Manchas anárquicas, chorreos verticales en zonas horizontales, referencias del expresionismo abstracto americano —conocidos como “driping”—, se expanden por las superficies transmitiendo emotividad mediante el gesto que conduce a la abstracción poética de la obra de este singular artista.
En su pintura no hay paisajes reconocibles, sino espacios metafísicos: “La pintura de García Álvarez, aunque parte siempre de elementos naturales, no tiene vocación representativa. Sus paisajes no evocan, sino que procuran asociaciones de conceptos generales. El mar, las orillas o el horizonte están transfigurados en un espacio mental, inventado por el artista, que no puede reconocerse en el naturaleza. Ésta es el origen de su pintura y el artista no lo oculta. Le proporciona el motivo para iniciar su discurso y la respeta, pero siente la necesidad de transgredirla, de mostrárnosla de una forma que nos haga apreciar su belleza y su poder de seducción. Hoy, que ya casi no vemos la naturaleza y que la menospreciamos, es necesario recurrir a sus metáforas para que nos reconciliemos”.
En 2020 se produce una intervención en el cuadro realizada por el propio artista, debido a la merma cromática por los efectos ambientales, en la que modifica sustancialmente la visión inicial de este landscape. En medio de la abstracción anterior aparecen elementos figurativos, un drago y una montañas, haciendo alusión directa a series ya trabajadas por el artista en tiempos pretéritos, así como a elementos característicos del paisaje canario. La paleta cromática sufre una modificación significativa donde los colores predominantes son los verdes, ocres, amarillos y los azules, estos últimos tan presentes en la obra de este autor. La libertad concedida desde el CEMFAC y la apetecida revisita a una obra por parte del artista, años después de su concepción, dan como resultado una obra que sigue viva.
Técnica: Acrílico sobre tabla
Superficie: 102 m²
Instalación: 2003 – r. 2020
Ubicación: Parque Llano del Alférez (Trasera Casa de la Cultura) (pared sur)
«Sugestiva visión contemporánea de una trilogía del paisaje insular por excelencia: la mimetización de la tierra —representada por la franja inferior—, el mar y esa infinita línea del horizonte —la «raya verde» del decir popular, en el medio— y el cielo —metáfora omnipresente de los deseos alcanzados y cúpula natural, en el segmento superior—; todo ello resuelto en un tríptico donde los colores puros persiguen el fructuoso hallazgo de los pensamientos y las emociones esenciales, ocultos en un mundo adicto a la materia, al artificio y a lo superficial».
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ARTISTA:
GARCÍA ÁLVAREZAÑO:
2003UBICACIÓN:
Parque Llano del Alférez (Trasera Casa de la Cultura) (Pared sur)Date:
13 de julio de 2021