Cabeza guanche que mira al sol
Cabeza Guanche que mira al sol, la discutida escultura realizada por Fernando Bellver, desde su instalación en la ciudad de Los Llanos de Aridane, en su museo de arte contemporáneo en la calle se ha convertido en un hito urbano, en una referencia para la ciudad y para sus ciudadanos.
Bellver renuncia a realizar esta escultura como una encarnación en forma de figura tradicional de la efigie de un personaje primitivo, hombre aborigen, guanche o benahoarita, prefiriendo preconcebir con absoluta independencia su personal representación. Por medio de un lenguaje o construcción figurativa sintética y esquematizada, lo que podemos denominar como neofiguración cubista, donde un sutil juego de recortes de plancha de acero cortén (cor-ten steel), a modo casi de juego papirofléxico, invitan al espectador a descomponer la simplificación y estandarización de las formas; especulamos mentalmente con el retrato de un hombre arcaico que componemos en nuestro propio instinto como un “moderno gigante o coloso posmoderno”. Se hace alusión directa en su título al poblador aborigen del archipiélago canario, denominado guanche –inicialmente hacía referencia a los pobladores de Tenerife, aunque con el tiempo se generaliza este gentilicio para los pobladores aborígenes de todas las islas-.
Volver a la práctica cubista es una reflexión que se nos plantea a los espectadores acerca de nuestra propia modernidad y contemporaneidad, puesto que este creador revisita un período crucial de las vanguardias artísticas de principios del siglo XX: distorsión; giro de la figura; cortes: el empleo de las partes en lugar del total; desplazamiento: dislocamiento de las partes. Refracción de líneas y ruptura de líneas continuas; superposición de distintas vistas de la figura; introducción de líneas geométricas exactas, rectas y curvas; cambios de líneas o planos positivo-negativos; múltiples formas en una, pluralismo.
Cabría destacar que las fuentes directas parten del planteamiento de simplificación y geometrización, además de la importante influencia del arte primitivo, especialmente de la escultura africana y oceánica. Fernando Bellver se inspira en máscaras africanas, quizá dejando entrever la posible “cercanía” entre las civilizaciones meridionales del continente africano y la de las islas Canarias de modo global, no centrándose únicamente en la sociedad del norte de este continente, para la materialización de este monumento. Por otro lado podemos atender a las tesis darwinianas en este hombre primitivo, no guanche, ni benahoarita, sino personaje arcaico que se muestra a la moderna teoría de la evolución, donde se plantea el concepto de evolución de las especies a través de un pausado proceso de selección natural.
Se utiliza en la base de la escultura, asimismo, piedra volcánica, material de origen y composición del suelo isleño, además de un referente, doblemente vital, para entender la condición insular, el agua, en la composición de este singular monumento perteneciente al CEMFAC. Realmente nos molesta que este personaje que viene del pasado, del recuerdo, se asome en un mundo que nos globaliza y que nos aprieta, haciéndonos recapacitar acerca de ello.
Sólo cabría mencionar, a modo de reflexión, lo que la crítica de arte Rosa Olivares dice acerca del trabajo de Fernando Bellver, para poder acercarnos a Cabeza Guanche que mira al sol desde un punto de vista objetivo, curioso y sin “preconcebida malicia”: “El proceso artístico que siempre ha desarrollado es de destrucción de lo creado. Bellver ha analizado, ironizado, homenajeado y derribado, a la mayoría de sus ídolos artísticos, tanto por nombres como por géneros o por obras concretas, juntando en una especie de rito de mistificación la historia del arte con los héroes cotidianos de esa otra cultura, la de las tiras cómicas, la de la novela negra, la de la realidad más actual y cotidiana, porque para este creador, lo cotidiano y actual es el arte”.
Autor: Fernando Bellver
Técnica: Acero cortén sobre base de piedra volcánica
Instalación: Diciembre, 2001
Ubicación: Cruce Avda, Doctor Fleming, con Avda. Enrique Mederos
«Resuelta dentro de los parámetros de la neofiguración cubista, esta imagen del hombre primitivo, del aborigen, se asoma invadiendo nuestro mundo, ofreciéndonos la posibilidad de reflexionar acerca de la histórica pugna entre el presente y el pasado, entre lo arcaico y lo contemporáneo, entre la naturaleza y la creación artificiosa. La reinterpretación de las incisiones artesanales de las cerámicas prehispánicas sirven para marcar el paso del tiempo en el rostro de este habitante de una ciudad en constante progreso».